martes

Metáfora

La metáfora es una figura retórica que consiste en denominar, describir o calificar algo a través de su semejanza o analogía con otra cosa. Consta, pues, de tres elementos:
  • El tenor o término real es aquello de lo que en realidad se habla;
  • El vehículo o término imaginario es algo que se asemeja al término real;
  • El fundamento es la semejanza entre el tenor y el vehículo.
Así, en la predicación metafórica Tus ojos son el mar, el sintagma Los ojos es el tenor; el mar es el vehículo y el fundamento es el color azul oscuro de los ojos.
La metáfora se diferencia de la comparación (que también asocia dos términos en función de su semejanza) porque en vez de relacionar dichos términos mediante verbos que indican semejanza (Tus ojos se parecen al mar) u oraciones comparativas (tus ojos son como el mar), los une mediante el verbo ser (Tus ojos son el mar) o convirtiendo uno de los términos en complemento del nombre (El mar de tus ojos) o aposición (Tus ojos, el mar) del otro. Dado que esta diferencia es formal, muchos teóricos optan por tratar la comparación (o símil) y la metáfora como un único fenómeno, denominado a veces imagen.1
La metáfora en la que aparecen ambos términos se denomina metáfora explícita. Cuando el término real no aparece, se la denomina metáfora implícita (Los lagos de tu rostro).
Al expresar algo a partir de otra cosa, se establece (o descubre) una correspondencia (la semejanza) entre los términos identificados. Esta puede ser trivial o resultar sorprendente, en cuyo caso las palabras que expresan el término imaginario adquieren resonancias inesperadas.2 A lo largo de la historia de la literatura, se observa una progresión en la semejanza, que en un primer momento se refiere a aspectos sensibles como la forma y el color, pero va volviéndose más abstracta, hasta alcanzar un caso límite (la imagen visionaria) en que lo único que resulta semejante entre el término real y el imaginario es la emoción que ambos suscitan en el poeta.