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"No es posible escribir poesía en la computadora"
Quentin Tarantino

Para definir lo literario


ALGUNAS DEFINICIONES DE LITERATURA
(Apunte introductorio a la unidad 1 del programa)

Rápidamente, nos damos cuenta de que contestar a la pregunta acerca de la esencia de la literatura no es sencillo. La cuestión sigue en análisis y se replantea constantemente, en parte por la crisis de las definiciones tradicionales, y en parte porque la literatura es un fenómeno dinámico, social, histórica y culturalmente determinado, como la gran mayoría de la expresiones artísticas. Y ya que definir es una actividad de la mente, una construcción humana, las definiciones no serán inmutables, intemporales, universales ni verdaderas.

Características del campo literario.

Podemos decir que la literatura tiene ciertas características, que ayudan a vislumbrar sus fronteras.
· Mutabilidad: en lo cronológico y en lo lingüístico. El campo literario no es fijo, sino que con el tiempo se modifica. Por ejemplo, durante el siglo XVIII todo lo escrito era considerado literatura, y mientras en el siglo XIX una biografía no se consideraba literaria en nuestros días sí lo es. En las lenguas occidentales podemos decir que, de manera general, el sentido de “lo literario” es más o menos similar, pero bastante diferente de las lenguas orientales, asociadas al carácter plástico de la escritura (adab, que en árabe quiere decir “literatura”, puede también traducirse como “dibujo”) o de las lenguas aborígenes americanas, donde adquiere un sentido estrictamente oral.
· Carácter inmotivado: todos los discursos tiene una motivación fuera de la lengua, salvo la literatura, es decir, tanto la historia, el periodismo y las ciencias exactas necesitan de una justificación en el mundo real. La literatura no tiene ningún contacto obligado con el mundo, existe, podríamos decir, inmersa plenamente en su naturaleza lingüística.
· Carácter proteico: el discurso literario puede abarcar cualquier otra disciplina, puede atraer a su territorio, hacer suyo, cualquier otro discurso. Esto de debe a que el objeto de interés de la literatura es el lenguaje mismo, todos los otros discursos hacen uso de la lengua prescindiendo del problema del lenguaje, es decir, construyen una relación extrovertida con respecto de la lengua, mientras la de la literatura es una relación introvertida.
· Sentido ambiguo: definir a lo literario implica definirlo en un tiempo y en un lugar. En la época de Aristóteles “poesía” era sinónimo de “creación”, hoy sería equivalente a literatura. En la Baja Edad Media, siglos XII y XIII, literatura era sinónimo de erudición, y durante el período neoclásico así se llamaba a todo lo escrito en relación con cualquier saber.

Algunas definiciones.

Algunos sostienen que la literatura es todo lo que está escrito, la poesía, la historia, el teatro, los textos de divulgación científica, la filosofía, los textos sagrados, etc. Esto presenta dos problemas: por un lado, sabemos como lectores que no todo entra en la misma bolsa, nuestra competencia lectora nos indica que la finalidad, la estructura, el lector modelo de cada uno de estos textos difieren. Y por otro, se olvida la raíz oral de la literatura y los géneros que aún hoy en día conservan estas características, como la improvisación teatral.
En el se designaba lo que hoy denominamos “literatura” por medio de las palabras poesia o elocuencia. Durante el Siglo de Oro español, por poesía se entendía cualquier invención literaria, no necesariamente en verso, perteneciente a cualquier género literario. A comienzos del siglo XVIII, se comenzó a emplear la palabra literatura, para referirse a un conjunto de actividades que utilizaban la escritura como medio de expresión. A mediados del siglo XVIII Lessing, publica Briefe die neueste Literatur betreffend, donde aparece "literatura" como un conjunto de obras literarias. A finales del siglo XVIII, el término literatura se enfoca en la cualidad estética de las obras literarias.
En Inglaterra, en el siglo XVIII, la palabra literatura no se refería solamente a los escritos de carácter creativo e imaginativo sino que abarcaba el conjunto de escritos producidos por las clases instruidas: cabían en ella desde la filosofía a los ensayos, pasando por las cartas y la poesía. En la Inglaterra del siglo XVIII, la novela tenía mala reputación, y se le cuestionaba si debía pertenecer a la literatura. Por eso Eagleton sugiere que los criterios para definir el corpus literario en la Inglaterra del siglo XVII eran ideológicos, circunscritos a los valores y a los gustos de una clase instruida. No se admitían las baladas callejeras ni los romances, ni las obras dramáticas (Una introducción a la teoría literaria, 29). En las últimas décadas del siglo XVIII apareció una nueva demarcación del discurso de la sociedad inglesa. Eagleton nos cuenta que surge la palabra poesía como un concepto de la creatividad humana en oposición a la ideología utilitaria del inicio de la era industrial. Tal definición la encontramos en la obra Defense of poetry (1821) de Shelley. En el romanticismo de la Inglaterra, el término literatura era ideario a sinónimos como visionario o inventivo. Pero no dejaba de tener tintes ideológicos, como en el caso de Blake y Shelley, para quienes se transformó en ideario político, cuya misión era transformar la sociedad mediante los valores que encarnaban en el arte. En cuanto a los escritos en prosa, no tenían la suficiente fuerza o el arraigo que los de la poesía, más bien tenían un significado peyorativo como vulgar, o carente de inspiración

Otra definición plantea que la literatura son las grandes obras, el canon literario.[1]
Aquí debemos preguntarnos quién tiene el poder de decidir qué obra es o no una gran obra. Hay pocas dudas acerca de Pirandello, Carpentier, Shakespeare, pero ¿y las novelas románticas que son éxito editorial? ¿Y los grandes y bellos textos de autores que el sistema editorial actual condena al anonimato? En este sentido tampoco debe olvidarse que hay toda una tradición de obras menores, que quizás no han trascendido, pero que abonaron la lengua y la tradición literaria de la época, como la efervescencia teatral de la Inglaterra isabelina, por ejemplo. La literatura exige una tradición sobre la que levantarse: Don Quijote de la Mancha no habría podido escribirse si no hubieran existido antes libros de caballerías, o al menos no ese Don Quijote de la Mancha. Un texto literario no puede estimarse de forma inmanente y autónoma, sino como consecuencia de otros muchos textos y antecedente.

Uno de los conceptos más fuertes a la hora de definir lo que es literario, y además uno de los más tradicionales en las aulas, es el concepto de ficción. Es decir, lo literario no es verdad, es una invención. Lo cierto, y aquí surge otro problema, es que la literatura no es verdad ni mentira, ni real ni falsa, la literatura plantea otro mundo, el de la verosimilitud. [2]Tampoco podemos negar que la línea que separa a los textos literarios de los textos “reales”, los de la historia, por ejemplo, es muy delgada y dependiendo de las circunstancias se ha tornado más o menos borrosa. La novela de tipo autobiográfico puede comenzar a leerse como literatura, para luego transformarse en testimonio de una época. O viceversa. Pensemos en las cartas de Colón o la autobiografía de Virginia Wolf, o en De la Tierra a la luna de Verne o en Parque Jurásico.
En su libro Seis paseos por los bosques narrativos, Umberto Eco sostiene que “el lector debe saber que lo que se le cuenta es una historia imaginaria, sin por ello pensar que el autor está diciendo una mentira”. Decía Juan Rulfo que "todo escritor que crea, es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación".

Otra forma de definir a lo literario se centra en el lenguaje, al que se considera más rico o connotativo que el lenguaje cotidiano o de los textos sociales. Roman Jakobson plantea que la literatura tiene particularidades en la forma, que la hacen diferente a otros discursos; una que llama función poética, que hace al lenguaje llamar la atención sobre sí mismo. En efecto, en la lengua de uso hay determinadas expresiones que se producen sólo porque producen un placer, un placer de naturaleza estética, en línea con lo que pensaba Aristóteles. El lenguaje combinaría recurrencias (repeticiones) y desvíos de la norma para enrarecerse, impresionar la imaginación y la memoria y llamar la atención sobre su forma expresiva. El lenguaje literario sería un lenguaje estilizado y trascendente, destinado a la perduración, muy diferente de la lengua de uso normal, destinada a su consumo inmediato.
La función poética, el lenguaje connotativo, el uso de recursos estilísticos o la polisemia no son privativos de la literatura.[3] La literaturidad, es decir, la cualidad del lenguaje que lo hace literario,[4] tiene que ver sobre todo con el modo en que es recibido por el lector y con los efectos que el mensaje produce en el momento de la decodificación. Tema que abordaremos en la siguiente unidad.
[1] Ver Carlos Abraham, Borges y la ciencia ficción.
[2] Ver Tomás Eloy Martínez, Prólogo a Ficciones Verdaderas.

[3] Hay tanta hipérbole en una descripción de García Márquez como en la frase “estoy muerta de frío”.
[4] Ver Aguiar e Silva, Teoría de la literatura.

la cuestión del género


LA CUESTIÓN DE LOS GÉNEROS

Cada esfera de la actividad humana produce géneros, es decir ciertos tipos de textos con características que los definen y los identifican. En virtud de lo cual podemos diferenciar un cuento de una obra de teatro, o una receta de una historieta.
Si por un momento alguien se propusiera ser absolutamente original, descubriría que es imposible. Especialmente si además quiere ser comprendido por los demás. Cada frase que quiera utilizar ya habrá sido utilizada por otros en contextos parecidos, incluso se sorprenderá repitiendo frases que juró nunca pronunciar de grande cuando las oía en su niñez. Esto se deber a una particularidad del lenguaje y de toda actividad humana: su carácter genérico. Aunque lo utilicemos de manera personal, aprendimos a hablar dentro de un grupo de personas, la familia, el lenguaje es un fenómeno eminentemente social.
Un ejemplo cotidiano es, por caso, el saludo o la noticia.
v ¿podés mencionar ejemplos de géneros que utilizamos a menudo sin mayores cambios?

Antiguamente los géneros actuaron como pautas normativas, como parámetros o modelos de loo que debía ser una tragedia o una comedia, por ejemplo. En la actualidad se los tiende a considerar contratos de lectura que determinan un comportamiento del lector u orientan la interpretación que se hace de una obra. Por ejemplo en una serie de detectives forenses, si la victima está anémica se considerará una enfermedad, mientras en “El almohadón de plumas” de Quiroga, cuento fantástico, es producido por una parásito que le succiona la sangre. O, para mencionar otro caso, en un policial no esperamos que los animales hablen, mientras en Caperucita Roja es aceptado que el lobo dialogue con la niña.
v Menciona cuatro convenciones genéricas, dos de la literatura y dos del cine.

ALGUNAS CLASIFICACIONES

Aristóteles, filósofo griego del siglo V antes de cristo, planteó en su poética las diferencias entre la comedia, la tragedia y la epopeya, entre otros géneros frecuentes en su tiempo, atendiendo a su condición mimética, es decir, qué tan imitativos de la realidad eran.
Durante el renacimiento, siglo XVI, y más adelante en el siglo XVIII, los teóricos europeos, especialmente franceses, retomaron su “Poética” y llegaron a una clasificación de géneros contemporánea que se mantiene vigente hasta nuestros días y que es la que, en general se enseña en las escuelas. Hablamos de la distinción entre géneros narrativos, líricos y dramáticos, basándose en la manera en la que se escriben, u nos es prosa, otros en verso, y los otros a través del diálogo, ya sea en prosa o en verso.
El género narrativo está escrito en prosa y cuenta una historia a través de un narrador, por ejemplo, la novela, el cuento, la fábula, el mito, la leyenda, la nouvelle, etc. Leamos un ejemplo del escritor peruano Fernando Iwasaki.
Peter Pan

CADA VEZ QUE hay luna llena yo cierro las ventanas de casa, porque el padre de Mendoza es el hombre lobo y no quiero que se meta en mi cuarto. En verdad no debería asustarme porque el papá de Salazar es Batman y a esas horas debería estar vigilando las calles, pero mejor cierro la ventana porque Merino dice que su padre es Joker, y Joker se la tiene jurada al papá de Salazar.
Todos los papás de mis amigos son superhéroes o villanos famosos, menos mi padre que insiste en que él sólo vende seguros y que no me crea esas tonterías. Aunque no son tonterías porque el otro día Gómez me dijo que su papá era Tarzán y me enseñó su cuchillo, todo manchado con sangre de leopardo.
A mí me gustaría que mi padre fuese alguien, pero no hay ningún héroe que use corbata y chaqueta de cuadritos. Si yo fuera hijo de Conan, Skywalker o Spiderman, entonces nadie volvería a pegarme en el recreo. Por eso me puse a pensar quién podría ser mi padre.
Un día se quedó frito leyendo el periódico y lo vi todo flaco y largo sobre el sofá, con sus bigotes de mosquetero y sus manos pálidas, blancas blancas como el mármol de la mesa. Entonces corrí a la cocina y saqué el hacha de cortar la carne. Por la ventana entraban la luz de la luna y los aullidos del papá de Mendoza, pero mi padre ya grita más fuerte y parece un pirata de verdad. Que se cuiden Merino, Salazar y Gómez, porque ahora soy el hijo del Capitán Garfio.


La lírica se expresa por sí mismo a través del verso y canaliza la subjetividad del autor. Son géneros líricos el soneto, la canción, la lira, el haiku y el caligrama.
Por ejemplo, este poema de Mario Benedetti.

“La mariposa
Recordará por siempre
Que fue gusano.”

En la dramática, los personajes son representados por actores y hablan por su propia voz, tragedia, drama, sainete y entremés para ejemplificar.

El semiólogo ruso Mijaíl Bajtin (1895-1975) comenzó a considerar al lenguaje como parte de la vida cotidiana, y que los géneros discursivos son infinitos porque las capacidades expresivas del hombre lo son.
Su clasificación plantea que hay géneros primarios y secundarios.
Los primarios, o simples, son generalmente orales, y forman parte de los usos más cotidianos, como la conversación o una carta. Es decir, que están en contacto directo con la realidad y con los enunciados concretos de otros.
Los secundarios, o complejos, pierden la utilidad comunicativa inmediata, surgen de la comunicación cultural más compleja, principalmente escrita y absorben y reelaboran los géneros primarios, por ejemplo la investigación científica, los géneros periodísticos y, por supuesto, la literatura.
v ¿Cómo crees que Bajtin hubiera clasificado: un horóscopo de Aries, una lista de supermercado, una obra de teatro clásica, una entrevista con una celebridad, un mensaje de texto, un haiku japonés?

En los años 60, Gerard Genette, habla de modo y género. Modo como una manera o modo de escribir algo, es decir, narrativos, líricos, etc. Así, dentro del modo narrativo, podemos agrupar los cuentos policiales, las novelas de aventuras y el mito maya de la creación. O dentro del lírico, los sonetos, las odas o las églogas.
El género es, desde su teoría, “un conjunto de rasgos más o menos flexibles que permite agrupar determinados textos según estas características compartidas”. Podemos decir, que todos los cuentos son narrativos, breves y cuentan una sola historia, ya sean policiales, realista, humorísticos y fantásticos. O, por caso, que todos los sonetos tienen catorce versos endecasílabos, rima consonante, dos cuartetos y dos tercetos.
v ¿a qué modo y género pertenece “Romeo y Julieta”, “Fahrenheit 451” y “La gallina degollada”?